Lugares neutros

Tiempo y espacio:
palabras gastadas
en el mundo de los cotidiano.
Un lenguaje que se nos esfuma
frente al peso de los hechos.
La eternidad y el para siempre
se nos escapan en un intento de entender.
Entender que tan solo nos queda eso: tiempo.
Mucho, poco
tal vez segundos,
quizá escasas circunstancias
de sentir que estamos vivos
y creer que todo esto tiene una razón.
La conciencia y el corazón
apoyados espalda con espalda.
Cada uno empujando,
con disimulo e indiferencia.
Y nosotros en medio,
en un espacio ajeno,
divagando y jugando a cada lado.
La pasión de uno,
la traición de otro.
Inexplicable circunstancia
que nos sobrecoge y nos envuelve.
Y nos lleva simplemente
a no querer pensar
a temer sentir.

(Diciembre, 2004)

Esa extraña brisa de aire

Un tímido polvo de nostalgia se encuentra en el aire.
Los olores se vuelven cómplices del viaje en el tiempo,
del traslado en la memoria.
Un encuentro se vuelve realidad:
yo y otro yo se miran a la cara,
se sonríen nerviosos
se presentan y se escuchan.
Cada uno justifica y da consejos,
cada uno desconfía.
Yo y yo saben que no todo es cierto,
pero tienen claro que la culpa
no es de uno ni de otro.
La escena se vuelve aun más irreal,
ambos se proyectan,
creen que el futuro les pertenece,
están seguros de que han hecho bien las cosas…
La imagen está llegando a su fin,
ambos se despiden cariñosamente,
se desean buena suerte.
Se miran a los ojos con afecto,
con tranquilidad y con cierto aire de reproche.
Y justo cuando están a punto de reconocer que son felices
Y a punto de espantar los miedos…
Alguien levanta la mano y pronuncia mi nombre.